Alfred Hitchcock

Cuando en los años 20, Alfred Hitchcock trabajaba como montador para directores como Hugh Ford, nadie podía pensar que ese joven que pasaba desapercibido llegaría a convertirse en un icono mundialmente conocido por sus películas de intriga. Y es que, como muchos personajes conocidos, Alfred Hitchcock tuvo unos orígenes humildes, no empezando a ser reconocido por el gran público hasta la década de los treinta con películas tan emblemáticas como El hombre que sabía demasiado o 39 escalones. Películas con las que se dio a conocer en su país natal, el Reino Unido. Y de aquí a cruzar el charco, sólo fue cuestión de tiempo. Y es que la genialidad y mano maestra para ponerle al público los pelos de punta, no pasó desapercibida por el Hollywood dorado, estrenando su primera película, Rebeca, realizada en el año 40. Sin embargo, Alfred Hitchcock, nunca fue un personaje fácil y las relaciones con él siempre fueron complejas. Y es que el director y guionista no soportaba las restricciones que le infringían los productores.

Pero una vez abierta la entrada en Hollywood ya nadie podría pararle. Así, durante los siguientes treinta años, a una película por año, su creatividad enamoró a actores como James Steward, Cary Grant o Gregory Peck quienes trabajarón en numerosos films con Alfred Hitchcock. Repitiendo con ellos films tan conocidos como La Soga o La ventana indiscreta. Films que actualmente son todo unos clásicos y que, este último, cuenta con la participación de una de sus actrices fetiche: Grace Kelly. Actriz con la que empezó a trabajar en el año 1954 y con quién contaría para numerosas películas. Otra excentricidad o sello que siempre divirtió al gran público y que acabó siendo su firma personal, era la aparición de Alfred Hitchcock en sus propia películas. Aparición sin diálogo, pero que sorprendía a todos. Y tras más de treinta años, con películas de tal calibre como psicosis, los pájaros o su última película La Trama, realizada en 1976, Alfred Hitchcock fallecía dejándonos toda una vida cinematográfica que difícilmente podrá superarse.